Hace ya algunos años que venimos observando la relación existente entre los coches y la tecnología. Un coche cada vez más inteligente es un requisito exigido por muchos usuarios. Veamos la evolución de la tecnología aplicada en vehículos y lo que nos espera en unos años.
No es de extrañar que las marcas ofrezcan cada vez más soluciones en el binomio coche-tecnología. Trataremos de remontarnos unos años atrás para ver algunos ejemplos y ver cómo ha evolucionado dicho mercado.
Una de las primeras aplicaciones que marcó un antes y un después en el mundo automovilístico fue la electrónica en los motores: mejoras en consumo, agrado de uso, menores emisiones… Se impuso en la década de los 90 y a día de hoy la totalidad del parque cuenta con dicho sistema. Es algo más que asumido, pero de vital importancia en nuestros días. La gestión del motor cuenta con infinidad de sensores: proximidad, inductivos, de velocidad, temperatura, presión, acelerómetros… sin los cuales nuestro coche apenas se movería.
Otro apartado donde ha sido decisiva y de gran ayuda la tecnología ha sido en la seguridad, tanto activa como pasiva: pretensores de cinturones, airbags, ABS, ESP y demás siglas –cada una más complicada que la anterior– que nos han salvado la vida en más de una ocasión. Las marcas invierten verdaderas fortunas en la investigación en la mejora de la seguridad, tanto activa como pasiva. Y a día de hoy, como en todo, la tecnología es de vital importancia. No obstante, donde se centra ahora la lucha es en el infoentretenimiento y en la comodidad del conductor. Muchas veces no nos paramos a pensarlo, pero la cantidad de tecnología aplicada a día de hoy en dicho campo es enorme.
Tecnología en nuestros coches
7 de la mañana. Vamos a coger el coche para ir a trabajar. No necesitamos poner la llave en la cerradura, de hecho no necesitamos pulsar ningún botón, ya que el coche detecta automátcamente la llave y nos abre sus puertas. Tampoco metemos la llave en la cerradura, tenemos un botón desde donde darle vida al coche. Cogemos el móvil y conectamos mediante bluetooth nuestro smartphone al coche, para poder escuchar nuestra música preferida. Emprendemos la marcha y al salir del garaje es de noche y llueve pero no hay problema, una serie de sensores se encargan de encender las luces y poner en marcha el limpiaparabrisas. Continuamos, medio dormidos, ya que el café aún no ha hecho su efecto. De repente , entre los coches, sale un niño que va a la escuela, pero no lo vemos. No hay problema, el coche se encarga de detectar el obstáculo y frenar automáticamente, evitando el accidente.
¿Que vamos por autopista? Le ponemos una velocidad objetivo y el coche se encarga de mantener dicha velocidad y mantenernos a una distancia de seguridad del coche de delante. Si nos despistamos y pisamos alguna línea, el coche nos avisará y corregirá automáticamente la trayectoria. Nos llama un compañero y respondemos desde el mismo manos libres pulsando un botón y revisamos nuestros correos en la pantalla central mientras estamos parados en un semáforo. Llegamos a nuestro destino y mientras nos quitamos el cinturón y miramos en el espejo si se nota nuestra cara de cansancio, el coche se encarga de aparcar solo, sin más ayuda que la electrónica.
Vale, de acuerdo, esto no lo hacen nuestros coches de 5, 10 o 15 años. Pero muchos de hoy en día ya lo ofrecen y a un coste muy reducido. Por menos de 20000 euros nos llevamos un coche a casa que hace todo esto y más. Y queda mucho por venir.
Como ejemplo, Tesla ha incluido ya de serie en una actualización de software en su Tesla Model S la función autopilot, que nos permite circular sin tocar ni un solo botón, pedal o volante. Se están haciendo pruebas –con compañías como Citroën o Google— para probar la viabilidad del coche autónomo. Por ahora solo son pruebas y debemos supervisar dichos sistemas porque a día de hoy aún no son perfectos. Pero está más que asegurado el siguiente paso, la siguiente gran evolución de los coches.
Subiremos a nuestro coche y tan sólo tendremos que poner la dirección, él solo se encargará de llevarnos al sitio. Y mientras, podremos adelantar trabajo en nuestro portátil, hablar por teléfono o incluso dormir, ya que el sistema será lo suficientemente perfecto como para no depender de nosotros.
¿Que queda mucho para eso? Depende. ¿Os imaginábais hace 10 años que los coches aparcarían solos? ¿Y que habría un robot de cocina que prácticamente podría hacer la comida por nosotros? ¿Y que una aspiradora detectaría automáticamente la suciedad y se pondría en marcha automáticamente sin hacer nada? Queda menos de lo que pensamos, mucho menos. En otros sectores como el ferroviario nos llevan años de ventaja y de momento no ha habido problemas. Solo es cuestión de tiempo que toda esta tecnología llegue a nuestros vehículos. Algunos desconfiarán, otros dirán que las máquinas dominarán el mundo. Muy mal tendremos que hacerlo para que dichas máquinas destrocen el mundo tanto como lo hacemos nosotros.
¿Al final para qué cogemos el coche? Para algunos es pura diversión y un entretenimiento –me incluyo–, pero para la gran mayoría se trata de un simple método de transporte, como podría ser un autobús o el tren, pero más económico y cómodo. Todos estos pasos se dan para hacer más placentero el viaje y, en última instancia, ganar en tiempo. Que al final, es lo único que no podemos comprar ni con todo el dinero del mundo.
¿Creéis que es excesiva la tecnología aplicada en vehículos? ¿Os compraríais un coche autónomo? Queremos saber vuestra opinión en los comentarios.